viernes, 30 de agosto de 2013

La Construcción ha muerto


La Construcción ha muerto

La construcción en Argentina, tal como la conocemos, ya conoce el final.

Estamos frente a un cambio histórico y así como les ha pasado a los contemporáneos de cada uno de esos momentos, no nos damos cuenta.
Los profesionales hemos llegado a un nivel de desactualización, que ya estamos incapacitados a trabajar sólo con nuestra experiencia.
La experiencia como único potencial, sin la capacidad de utilizar las nuevas herramientas para analizar tiempos, costos, logística, detalles, sustentabilidad, YA NO ALCANZA.
Es casi vergonzoso que una persona hoy, pueda dirigir una construcción habiendo tenido de escuela a la construcción de los años 60, sin ningún tipo de actualización.
Sino imaginemos cualquier otro profesional de una industria diferente, intentando trabajar con conocimientos de los años 60. Ridículo.

Los diseños de hoy son casi los mismos, las metodologías son casi las mismas, los análisis son casi los mismos, en definitiva, es lo mismo.
Si estamos estancados en el tiempo, hemos INVOLUCIONADO.
Decía Lewis Carroll, que "para mantenerse en el mismo lugar, tenemos que correr bastante rápido".
En nuestros días, esa frase resulta cada vez más cierta. Nosotros ni siquiera hemos caminado.
O pueden llegar a imaginar a un mecánico de hoy tratando de arreglar un vehículo Audi modelo 2013 sin conocer de qué se trata una Computadora de Abordo. Imposible.

Los estudios técnicos se concentraron en ocupar la mayor parte de sus horas hombre en dibujar, dibujar y dibujar, dejando todo tipo de análisis como una corta instancia primaria y no una primordial instancia continua en toda la vida útil de la obra.
El vocabulario en los últimos años ha cambiado, los profesionales utilizan las palabras hatch, trim y render cómo si fueran del léxico arquitectónico, dejando relegadas las palabras funcionalidad, metodología, impacto ambiental, materialidad y por sobre todo previsión.


Lo que sí sabemos hacer muy bien es HUIR. Los abogados nos han enseñado, y hemos aprendido muy bien, que las obras tienen un período muchísimo más corto que el real.
Proyectamos según nuestra responsabilidad legal, y no por ética profesional.
Si somos proyectistas, y sólo proyectistas, buscamos la satisfacción del cliente en el período proyectual, muy pocos piensan en cómo eso va a ser materializado. En definitiva, no es nuestra responsabilidad. (?)
Si somos directores de obra, buscamos la satisfacción del cliente en el período de construcción, muy pocos piensan en cómo va a ser el mantenimiento. En definitiva, tampoco es nuestra responsabilidad. (?)
El mantenimiento no planificado de un edificio es como la cura de un enfermo terminal, casi milagroso. Con la diferencia de que sómos nosotros los mismísimos creadores de la enfermedad del proyecto.

Si nuestra desactualización tuviese sólo implicancias económicas, no sería un gran drama. Pero No. Estamos jugando con la integridad de las personas. Las estamos poniendo en RIESGO. Estamos dejando cuestiones primordiales en mano de gente sin capacidad. Estamos construyendo pirámides.
Tenemos más parecidos a las metodologías de construcción de pirámides que a la industria aeroespacial. Y eso es serio. Y de eso somos absolutamente RESPONSABLES y sólo NOSOTROS podemos CAMBIARLO.

IRRESPONSABLE (def. (1) Persona que actúa sin medir las consecuencias de sus actos. def (2) Acto o situación resultante de una falta de previsión




miércoles, 14 de agosto de 2013

La "Industria" de la Construcción y su Analogía

La "Industria" de la Construcción y su Analogía

En la actualidad, la tecnología juega un papel importantísimo en la productividad de cualquier industria. Es por eso que las industrias han multiplicado su productividad a lo largo de los años, pero cuando hablamos de industrias, tenemos que dejar particularmente afuera a una de las más importantes, la construcción.


Un estudio realizado por el investigador Paul Teicholz de la universidad de Stanford, mostró que el crecimiento de las industria general (exceptuando a la agrícola) fue de aproximadamente el 215% desde los años 60 hasta fines de la década pasada (1964-2006). Así mismo, se evaluó a la construcción como un elemento particular y nos encontramos, no sólo con que no ha subido la productividad, sino que ha bajado.




Pero suponiendo un error en los estudios del profesor Teicholz, podemos ponernos del lado de la seguridad diciendo que, mientras la industria en general triplicó su productividad en los últimos 50 años, la construcción la mantuvo constante. (!?)


No podemos negar que los automóviles no se hacen cómo antes, las comunicaciones no se realizan igual, las cirugías han avanzado en sus técnicas, pero la pregunta es: La construcción de los años 70, es muy diferente a la actual?.

Lo particularmente extraño es que, si utilizaríamos la analogía entre el procedimiento para construcción aplicado a la industria automotríz, el ejemplo tendría conclusiones muy particulares.

Analogía del Automóvil con metodología de la Construcción: 

Imagen 1 - Plano Inicial

Una persona desea tener su primer vehículo familiar, entonces, mediante la recomendación de amistades, concurre a tres Arquidiseñadores de Autos, ellos lo entrevistan, le preguntan cuantos miembros tiene su familia, que tan seguido se van de vacaciones, cual es su presupuesto disponible y así presupuestan el "posible" diseño del futuro proyecto. Elige el diseñador de menor presupuesto y éste mismo se pone a trabajar logrando el resultado "ideal"(ver imagen 1).


El trabajo del arquidiseñor lo deja relativamente conforme, entonces paga su remuneración, se despide y con éstos planos, concurre a un Contratista Principal de Chapa y Carrocería. El cliente toma el plano del diseño y evalúa el precio (en $/kg) obviamente con la premisa aclarada en presupuesto de:  "Motor Standard, no apto para picadas, algo de ciudad que sirva para algún viaje de vez de cuando". Estima los kilos según el plano del diseño (más no puede hacer) y envía el presupuesto.
En ese momento el cliente saca sus cuentas, acepta el presupuesto, pero aclarando que el se va a hacer cargo de los materiales y del motor, así que deben ser descontados.

Imagen 2 - Motor No Standard
Mientras el Contratista Principal de Chapa y Carrocería comienza su trabajo (con un pedido inicial de materiales), el Cliente recorre Talleres Mecánicos buscando un motor para su vehículo. El motor que finalmente se compra, en oferta, es un motor muchísimo más potente y a la mitad del descuento que le había hecho el contratista por uno standard! Negocio Genial. El problema resulta cuando, al llevarlo al Contratista, las dimensiones complican el diseño original, pero al estar ya comprado (y en oferta), el diseño original comenzará a sufrir modificaciones (ver imagen 2).


Una vez avanzada la construcción, El Contratista pide al cliente la presencia de un Electricista Automotriz, un Hidráulico (Plomero?), un Pintor, un Mecánico, un Neumático, etc etc etc. Todos Subcontratistas, que deberán trabajar en el mismo taller, todos opinando en su tema, modificando el diseño inicial, chocando contra los otros gremios, generando adicionales en costos y tiempos.

Al verse superado por la situación, el cliente, aconsejado por su terapeuta, decide contratar algunos profesional para su asesoramiento técnico y resolución de conflictos, un contador, un abogado y un arquitecto que puedan, además de cobrarle, generarle un mejor final del asunto, ya que la situación lo ha superado.


Después del ingreso de los nuevos profesionales para la coordinación de los problemas, se procede al estudio del caso y se toma la decisión de cambios en el Contratista, en Subcontratistas, en Proveedores. Descartando la generación de costos y tiempos adicionales imprevistos.

Finalmente, el resultado material del Proyecto, una vez pasado 3 años (de 1 inicialmente proyectado) del inicio del mismo, con el doble de los costos proyectados, 2 juicios y varias horas de psicólogos es el siguiente:


(Cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)

Entonces...Cómo pensamos que hubiese sido la curva de productividad de la Industria Automotriz si los procedimientos de trabajo serían estos?

FUENTES:
Paul Teicholz de la Universidad de Stanford
Carlos Ramos - Director de Educación de Autodesk
Homero Simpson - Foto del Homeromovil de Industrias Powell






lunes, 12 de agosto de 2013

Quiero construir mi casa (con o sin PROCREAR)

Quiero construir mi casa (con o sin PROCREAR)

Quieres construir, remodelar, ampliar o refaccionar mi departamento, estudio, oficina o galpón? Te recomendamos que hacer…
La gran incógnita del cliente cuando consulta con un albañil, contratista, profesional, empresa constructora es:  

  • Estaré pagando muy caro?
  • Aparecerán decenas de adicionales que saldrán de mi presupuesto? Como los evito?
  • Debo contratar un profesional? Para qué? Si ya sé que es lo que quiero.
  • Me construirán el proyecto que yo realmente quiero?
  • Tendré problemas de funcionamiento en el futuro?
  • Si los hay, tendré alguna garantía?
La respuesta a todas esas preguntas comienza con una sola palabra: el PROYECTO.

El proyecto ejecutivo o su sinónimo más común, los papeles que nadie quiere pagar por el hecho de que ya se lo que quiero, es el arma fundamental para evitar cientos y miles de conflictos y responderemos cada pregunta planteada anteriormente con su fundamento:

Estaré pagando muy caro?

Cliente Astuto: Me dijeron que el metro cuadrado de construcción está alrededor de 800 bolívares el metro cuadrado, así que calcule gastar un total de 12.000 yenes según los metros que tengo pensado construir y listo.
Respuesta: EL PROYECTO. La única forma de saber el precio por metro cuadrado es definir con la mayor precisión posible la distribución, los detalles, la diversificación de materiales, el  diseño, los  métodos constructivos y las tipologías, para luego poder cotizar ese proyecto sin ningún lugar a dudas por parte del contratista.
Además puedo, con un proyecto definido, determinar la forma en que quiera contratarlo, llave en mano, mano de obra, materiales, etc.
Otra característica es que tengo la posibilidad de pedir varios presupuestos y evaluar el precio del mismo producto. Porque dar una idea y pedir un presupuesto es imposible después comparar precios. Como nos decían en la primaria hay que comparar peras con peras y manzanas con manzanas.

Aparecerán decenas de adicionales que saldrán de mi presupuesto?  Como los evito?

Cliente Astuto: Yo ya tengo todo pensado como quiero las cosas, ni más ni menos que esto que te estoy contando. Así que adicionales no puede haber  si lo hacemos como te digo, no?
Respuesta: El PROYECTO. Existen muy pocos profesionales que por excesiva capacidad y vasta experiencia pueden definir una obra en el aire y al pasar, en cambio, clientes, todos. Con una charla de 10 minutos definen óptimas distribuciones, tipologías, materiales, métodos constructivos, diseño arquitectónico, ingeniería, decoración y presupuesto.
La realidad es que pueden estar pecando contra su propio diseño y bolsillo. Cuando los problemas aparecen y no existe un material de referencia, es imposible coordinar criterios, gustos y/o soluciones.

Debo contratar un profesional? Para qué? Si ya sé que es lo que quiero.


Cliente astuto: No necesito un arquitecto ni nada de eso. Yo ya sé cómo quiero mi casa, después aparecen con ideas inviables. Contrato un albañil y lo dirijo yo mismo.

Solución: EL PROYECTO. Un profesional que asesore al cliente, le de otro punto de vista para orientarlo, le aconseje por nuevos métodos y materiales. Y en el transcurso de la obra, sirva de ABOGADO TECNICO DEFENSOR del mismo. Es decir, defienda sus intereses, sus ideas, y principalmente, su bolsillo.
El ahorro que el cliente puede encontrar con buen profesional es sustanciable y no se compara con los gastos que podrían producirse no habiéndolo.
Sin contar con que también es el único habilitado para conocer reglamentos, planos, regularizaciones y evitar todo tipo de conflictos con el ente público que regule la obra.



Me construirán el proyecto que yo realmente quiero?

Cliente Astuto: Yo sabía exactamente como quería que quedase mi casa, se lo conté al albañil y cuando la vi terminada no tenía nada que ver.

Respuesta: EL PROYECTO. La tecnología ha avanzado lo suficiente como para resolver este problema de forma rápida y eficiente. La idea de los nuevos programas tecnológicos es servir de traductor entre el lenguaje técnico profesional a un leguaje interpretable por cualquier persona común.
Uno puede ver en una imagen su proyecto terminado, con los materiales a utilizar, recorrerlo y definir todas las características sin necesidad de interpretación de material técnico.



Tendré problemas de funcionamiento en el futuro? Si los hay, tendré alguna garantía?

Cliente astuto: La obra la manejo yo, trabajo 10 hs por día en el banco, pero en mis ratos libres, consigo los materiales, contrato la mano de obra, los subcontratistas, dibujo el plano, saco los seguros, chequeo los imprevistos, coordino los tiempos, y el dinero que gasto, una pavada.
La respuesta: EL PROYECTO. Con un legajo ejecutivo completo, puedo decidir por qué forma de contratación quiero optar. Dividir para subcontratar, o unificar para contratar llave en mano.
Por qué llave en mano?
  • Conozco el monto total a invertir.
  • Sin costos adicionales (salvo imposibles de prever).
  • Sin problemas de coordinación de tiempos o errores por superposición de subcontratos.
  • Control de  materiales mal usados en cantidades o por mala disposición.
  • Garantía de finalización por contrato.
  • Garantía de funcionamiento.
  • Garantía de plazos.  

En definitiva, la respuesta es: EL PROYECTO

Cuanto cuesta el m2?

Cuanto cuesta el m2?

Es la tradicional pregunta en boga del consumidor común: Cuanto cuesta el m2?

La utopía


En países subdesarrollados como los nuestros, la construcción es la industria menos industrializada que existe (valga la redundancia), y nuestra pregunta lo demuestra.

Se imaginan entrar en una concesionaria de autos de primer nivel y preguntar:
Cuánto cuesta la tonelada de automóvil?

O en una tienda de venta de electrodomésticos y consultarle al vendedor:
Disculpe, a cuánto  el kg de televisores LCD?


Utópico no?

Sin embargo la pregunta sería menos compleja que preguntar cuánto cuesta el m2 de construcción.

Siendo la industria automotriz y la electrónica dos industrias tecnificadas, controladas y con mínimos márgenes de error de cualquier tipo, podríamos hacer un estudio y determinar el precio promedio de la tonelada de Chevrolet o el precio del kilo de de televisores Philips, debido a que la diversidad de productos es finita.

En cambio, la industria de la construcción tiene tantos productos como proyectos desarrollados, diversificación de materialidad, diseños, métodos constructivos y tipologías haya.

Es decir, sería casi imposible hacer un análisis del precio por metro cuadrado de la construcción en general.Pero no nos confundamos, no estamos hablando de una pregunta ignorante, es normal que el mercado realice esa pregunta, por qué? Por la aparición de un nuevo componente en la construcción en los últimos años: EL INVERSOR. 



La aparición del Inversor y su impacto.

Debido a las crisis de los últimos años, la aparición de la inflación instalada, y la desconfianza en el sistema bancario, hubo un cambio de concepción de CLIENTE a INVERSOR.

Este nuevo ente acompañó un crecimiento del mercado por un lado pero potenció los errores debido a que el Inversor analiza el negocio mediante los números por sobre la calidad, eso genera grandes volúmenes de trabajo que traen aparejado un menor control de calidad, profesionales inexpertos, problemas de mano de obra no capacitada, plazos apresurados, etc.

El Inversor generó a partir de estos detalles, EL PRECIO POR METRO CUADRADO, un precio no avalado por la calidad, sino por una ecuación de rendimiento económico, es decir sobre el precio de venta de mercado menos un descuento de rentabilidad deseada. Por eso, cuando la ecuación no se ajusta, los desarrolladores tienen la variable de disminuir la calidad, y así generar una buena rentablidad del proyecto.
En definitiva, preguntar cómo cliente, cuánto cuesta el m2 de la construcción es una pregunta no conveniente antes de analizar cuál es el proyecto, o muy conveniente, si uno es sólo EL INVERSOR.